Morderse las uñas no es un problema únicamente estético ya que supone un hábito muy difícil de erradicar que requiere de una gran fuerza de voluntad y control sobre uno mismo. El 50% de la población, en mayor parte, mujeres, padece este problema. Aparece entre los 10 y los 18 años y puede extenderse toda la vida.
Durante años, se ha creído que el hábito de morderse las uñas es un indicador inequívoco de un temperamento nervioso y de ansiedad. Sin embargo, y de acuerdo con un nuevo estudio, este y otros comportamientos repetitivos «centrados en el cuerpo» podrían ser señales de algo muy diferente.
El estudio, publicado en el Diario de Terapia de Comportamiento y Psiquiatría Experimental (JBTEP, por sus siglas en inglés) asegura que el morderse las uñas puede ser un indicador de perfeccionismo.
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