Se asocia de entrada con el sabor de la cocina mediterránea, si bien es originaria de la India, donde se suele consagrar a la deidad de Vishnu y se emplea a fondo en la medicina ayurvédica, junto a la muy similar albahaca sagrada o tulsi.
Fue traída a Europa por los griegos y ya en la antigua Roma se utilizaba para aliviar los gases. Es también un ingrediente insustituible de la rica cocina tailandesa y vietnamita.
Tradicionalmente la albahaca se planta en balcones y ventanas en las casas de pueblo y, según Font i Quer, se creía que colocar conchas de caracol en el tiesto ayudaba a vivificarla.
Además de por su uso culinario, se conoce por su eficacia como repelente de insectos y sus propiedades curativas. A tal fin se usan las hojas y las flores.
Se usa fresca en la cocina, seca para infusión y, en uso externo, en maceración, compresas, lociones, champús y como aceite esencial.
Cultivar y cuidar una planta de albahaca en casa es cada vez más habitual. Aunque sembrarla es fácil, se encuentra en macetas en la mayoría de floristerías.